Patrimonio inmaterial de Eulz,Navarra.33-San Sebastián
En los siglos XV y XVI la devoción a san Sebastián como protector de la peste se propaga por Navarra con fuerza, llegando a ser promovido para patrón por diversas localidades. Ese poder de protección ante las epidemias lo compartía, entre otros, con san Roque, san Lázaro y Sta. María Magdalena.
No sabemos con certeza si el santo preside la iglesia de Eulz desde su fundación, o si en un momento de epidemia es propuesto como patrón. Aquí debemos resaltar que cierta tradición oral de Eulz hace copatrono de la iglesia a san Gervás. Este santo ocupa un lateral del altar mayor siendo su imagen de época barroca al igual que el retablo donde está emplazado. Por el contrario, la imagen de san Sebastíán es renacentista originaria del desaparecido retablo precedente, fabricado en la década 1560-70. Como comentamos en el capítulo 17, es probable que esta tradición derive de una de las fechas en que se han celebrado las fiestas de Eulz, ya que a principios del XX se festejaban las fiestas patronales el 19 de junio conmemoración de los santos mellizos Gervasio y Protasio.
Las letrillas demandando la protección del santo son recurrentes en todos los lugares de su devoción. En la novena de Eulz, previa a su festividad, se canta:”…Pedidle al Señor nos libre de la peste y sus peligros.” Actualmente los gozos a san Sebastián son cantados por los hombres desde el coro y el estribillo respondido por las mujeres situadas en la nave. Antiguamente el estribillo era respondido por todos los feligreses que acudían al templo y las estrofas que narran la vida del santo las cantaban ciertos hombres cantores desde el coro.
La hoguera de la víspera, servía para agrupar a la población en esa fría fecha de enero, pero también tenía un valor sagrado de origen antiguo, ya que su luz disipaba las tinieblas del entorno de la iglesia y prolongaba la claridad hasta el amanecer. También era habitual que la mañana del día de san Sebastián y con carácter ritual, las mujeres del pueblo acudieran a coger brasas de la hoguera para así encender el fuego del hogar.
A finales del siglo pasado se limpió la zona norte de la iglesia, la parte que afronta con casa Pinillos, y al rebajar el suelo del rincón que forma el saliente de la capilla con el lado del Evangelio se apreció un enorme cenizal. Esto, unido al craquelado de las piedras de la pared en esa zona, las cuales muestran una fuerte degradación por efectos del fuego, nos permite aventurar que durante cientos de años ese fue el lugar elegido por los vecinos del pueblo para celebrar la hoguera. El calor del fuego socializaba a los vecinos mientras honraban a su patrón, el cual actuaba como elemento aglutinador e identificador de la comunidad. Hasta hace unas décadas todavía se veía en la oscuridad de la noche el resplandor de la hoguera de Aramendía que comparte el mismo patrón que Eulz. Actualmente, en la víspera de san Sebastián del pueblo vecino tan solo brilla el neón.
En 1926 las cuentas del pueblo reflejan el pago por el vino ofrecido en la hoguera, a Julián Legarda (calle Las Heras nº 3) Recibe un total de 26 pesetas, de las que 15 son por hacer de enterrador y 11 por tres cántaros y medio de vino(28 litros aproximadamente) En 1943, en plena pobreza de la postguerra, tan solo son dos decalitros de vino los que encarga el pueblo a Moisés Legarda (travesía Batxabin, nº 3) Por ello recibe un abono de 40 pts, en el que se incluyen las labores por ocuparse del reloj.
Finalmente, antes de amanecer salían los auroros a recorrer las calles del pueblo pidiendo nuevamente el favor del santo: ”…Con justa razón/ honraremos al mártir ilustre/ por ser en la peste/ nuestro defensor.” El concejo asumía los diferentes gastos del culto de estas fechas señaladas y así tenemos como en 1927 el pueblo abona 10,80 pesetas por el aguardiente de todo el año para los ororos (auroros) sin especificar los días en que se les agasajaba con el reconfortante y mañanero trago de usual.
BIBLIOGRAFÍA.
GARCIA GAINZA M.C. (dir.)
1982 Catálogo Monumental de Navarra II* Merindad de Estella: Abaigar-Eulate. Pamplona.