Patrimonio inmaterial de Eulz Navarra.Ermitas de Eulz (I); San Gregorio, Santo Tomás y San Martín

Actualmente, no hay en Eulz ninguna ermita abierta al culto y los vecinos tan solo han conocido la de san Martín, hoy en estado ruinoso. En base a la documentación y toponimia parece que en algún momento, los habitantes de Eulz, contaron con un mínimo de tres edificios abiertos al culto, además de la parroquia de san Sebastián.

Santo Tomás. Tres topónimos nos han llegado que hacen relación a esta antigua y desconocida ermita: Santitoma, Santizábal y la Cruz de Santitoma. El primer nombre de término, nos informa del titular del desaparecido edificio de culto. En cambio, Santizábal es la forma abreviada o reducida, de Santo-Tomás-zábal.

La palabra zábal, es palabra vasca queen toponimia tiene el valor de llanura cuando se usa como sustantivo y de ancho al usarse como adjetivo. En cambio, para la fina intuición de nuestro paisano Seve Azkona, la palabra zábal, actúa en este caso con el valor de balcón, mirador, lugar abierto al horizonte... Efectivamente, al paraje de Santizábal le va mejor esta última acepción y lo mismo puede decirse de otros muchos lugares que presentan esta palabra en su composición. Yo me apunto a la interpretación de Seve, ya que incluso, el pueblo de Zábal, situado en el extremo de una zona llana y sobre la barga (ladera muy pronunciada) izquierda del regacho que desciende desde el paraje de Monjiliberri, está mucho mejor traducido como mirador que con la acepción de llanura.

A simple vista no queda ningún vestigio de la ermita, por lo que debemos estar hablando de un edificio de poca entidad desaparecido desde antiguo. Por contra, el hagiónimo es claro y esa referencia al apóstol incrédulo apunta a que, efectivamente, en ese paraje hubo una ermita. Así mismo, la presencia de una cruz para la bendición de los campos en ese paraje boscoso, corrobora la antigua presencia de un edificio religioso. Esa fue una práctica habitual de nuestros antepasados, que acostumbraban a señalizar con una cruz el lugar ocupado por ermitas abandonadas. Además, la advocación de Santo Tomás fue relativamente común, ya que estuvo presente en ermitas de las localidades de Aizpún, Arrastia, Ecala, Learza, Lerga, Ibero, Torrano, Sarriés y Urroz (López, 1975) Igualmente, en Gallipienzo aparece otro paraje con la forma Santitirso, por lo que resulta evidente que el lugar de Santitoma, albergara una ermita.

Finalmente, apuntar el detalle de que la vieja cruz de Santizábal todavía se mantiene en pie, apoyada en un giniebro (enebro).

San Gregorio. La tradición oral nos transmite que una ermita con esta advocación estuvo ubicada junto a las antenas de telecomunicación. Nuevamente, recurrimos al diccionario de Madoz para que nos informe de la situación, a mediados del S.XIX: “El monte Esatia, poblado de robles y encinas, suele también llamarse de S. Gregorio por la ermita de este santo que existió en su cumbre, y de la cual todavía se descubren ruinas”.

Evidentemente, Madoz se refiere a lo que actualmente llamamos Belastegi y nuestros mayores llamaban el Alt0. El lugar de la ermita, se conoce actualmente como el Fuerte y su ubicación exacta, queda atestiguada por pequeños restos de materiales constructivos, cada vez más difíciles de ver y las numerosas balas de plomo que encontraban los críos de Eulz, en sus juegos por esos lares. Esto indica que, en la época del texto de Madoz, la ermita fue reutilizada como fortín de fusilería en alguna contienda carlista. También se apreciaba hasta hace poco, algún resto de trinchera como complemento del fortín. Al igual que lo que hemos visto en Santitoma, una cruz de madera situada tras las antenas, recordaba la antigua sacralidad de ese espacio que una vez fue ocupado por un edificio de culto.

Igualmente, en relación con la contienda carlista, la tradición oral nos informa de que en la Cueva de Arrunbia, hubo algún destacamento de soldados carlistas, vigilando el desfiladero de san Fausto. También se dice que, el pequeño abrigo conocido como la Sacristía y situado en ese mismo farallón, sirvió a algún clérigo para guardar algunos utensilios para oficiar misa a las tropas que custodiaban los pasos de esa zona.

BIBLIOGRAFÍA.

LÓPEZ SELLÉS, T.

1975. “Contribución a un Catálogo de ermitas de Navarra. 457-492. C.E.E.N.

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