Como ir a la cueva Lubierri en Urbasa
La siguiente ruta la iniciamos en los Rasos de Eskiza.Para llegar aquí, subiremos a la sierra de Urbasa y nos meteremos con el coche por la pista de Otxaportillo.Dejaremos el coche en el segundo parking gratuito ( Ekiza). Junto al lugar de aparcamiento y tras una
mirada hacia las praderas próximas, veremos la denominada Cruz del Valenciano, fechada en
el siglo XVIII. Es una señalización de piedra, con forma de cruz latina y que, como su nombre
indica, recuerda el fallecimiento de alguien a quien la tradición atribuye ese origen. Mientras la
leyenda narra el extendido y recurrente relato del asesinato de un arriero a mano de
malvados bandidos, más interesante resulta el saber que estas señalizaciones no se erigían en
el lugar del fallecimiento, sino en el camino más próximo al óbito puesto que su finalidad no
era conmemorativa, ya que lo que se pretendía era recabar el máximo de oraciones para
alguien que había muerto repentinamente, sin auxilios espirituales, y su alma estaba
condenada a vagar por el Purgatario durante largo tiempo.
Siguiendo el camino principal llegaremos al monumental Agin (tejo) de Otsaportillo. No es
extraño que haya sido catalogado como árbol monumental ya que su tronco resulta
espectacular y si le realizamos la pertinente autopsia, veremos muescas de su antiguo uso
como zotola, cortín o pocilga para cerdos. Sus hojas son toxicas y esa particularidad es
conocida por los animales habituales de la sierra que la mordisquean frecuentemente quizá
usando como purgante. Sin embargo, son habituales las referencias de esa toxicidad recogidas
en los pueblos del pie de monte. En ellas se narra que, debido a su verdor perenne y a su tacto
suave, se trajeron ramas de este árbol para hacer alguna enramada o decorar algún carro en
su festividad religiosa y alguna ingenua caballería falleció tras darse un atracón con estas
ramas al acabarse el evento religioso.
Del agin hasta la cueva es un bonito paseo por el hayedo y una vez localizada la cavidad poco
hay que comentar, tan solo que resulta muy llamativa para la gente menuda y no tan menuda.
Ya de regreso podemos obviar la cueva de Urkoba que consideramos de menor interés, pero sí
que nos parece recomendable visitar, con muy poco desvío, el menhir de Bretxagaina. Ya es
algo común entre los especialistas la explicación de que la función de los menhires no fue
sepulcral sino delimitadora de un territorio. Probablemente esta hermosa piedra estuvo
adornada con elementos perecederos como pigmentos de colores, huesos, cuernos,
colmillos…. De esta manera, con elementos característicos e identificativos del grupo humano
que explotaba esa zona, tenía la función de recordar al viajante o pastor forastero que llegaba
a un territorio explotado y con dueño. Así que, invitaba a portarse bien o atenerse a las
consecuencias…
Su postura inclinada nos invita a hacernos la típica foto imitando a Obélix pareciendo que
llevamos el menhir de Bretxagaina a la espalda. Finalmente, de aquí al aparcamiento, un
reconfortante y terapéutico paseo entre hayas.