Patrimonio inmaterial de Eulz,Navarra.14-Bajar a Estella

Decir que Eulz muga con Estella resulta evidente, aunque en la actualidad haya gente en Estella que no sepa ubicar Eulz en un mapa. Esta cercanía supuso una ventaja para poder comerciar en la ciudad del Ega. La ventaja económica derivada de la proximidad siempre era resaltada por los habitantes de los pueblos del norte de Tierra Estella. Allí, habitualmente se recurría a intermediarios para vender huevos y otras menudencias ya que, tan poco género, no compensaba el tiempo perdido en el trayecto hasta el mercado del jueves.

Efectivamente, al mercado de los jueves iban las mujeres de Eulz con diversos productos: huevos, pollos, conejos, patos, capones para Navidad… Estos artículos raramente se consumían en casa, ya que su venta era muy necesaria para equilibrar la economía familiar. Por eso, Leona Gómez (abuela de María Comas) solía exclamar con ironía: “Las gallinas de Eulz, ponen los huevos mirando a Estella”. Todos estos productos se vendían en los soportales de la plaza de san Juan, en unos bancos que ponía la Casa de Misericordia y en los que se sentaban a vender su género, tras pagar unos céntimos. En ese lugar tenían prioridad las mujeres de Noveleta, según antigua costumbre. El espacio comercial de la plaza de Santiago estaba dedicado a los gorrines, que se ofertaban encerrados en pequeñas jaulas de madera. Al margen de los tratantes, también eran comprados por vecinos de otros pueblos para criarlos y matar en invierno. Este mercado específico se clausuró a causa de la peste porcina. También fue frecuente, entre las casas más humildes, bajar a los hornos de Estella a lomos de jumento, algunas cargas de abarras recogidas preferentemente en la zona de Arrunbia.

Igualmente, junto a la habitual venta de los jueves, había familias (Lyon-Gaviria, Artola- Gómez o López-Iturri) que bajaban diariamente leche de vaca a Estella, dándose el caso de que se destinara toda la producción de leche de vaca para la venta, mientras en casa se consumía la de cabra. Por eso, la cabrería perduró como último ganado concejil de Eulz y ese habitual consumo hacía que se llamara a las cabras jocosamente como: las vacas de los pobres.

Aunque el ramal a Estella del tren Vasco Navarro comenzó a funcionar en 1929 y el Urederra en 1935, lo habitual era que las mujeres de Eulz bajaran a Estella en caballería, por el Camino de Estella. Una vez que llegaban al paraje conocido como la Cadena (antiguo portazgo del S.XIX, que fue peaje de impuestos sobre las mercancías)escondían el calzado rústico que habían usado en unos matojos y el resto del trayecto, por la carretera, lo hacían con zapatos.Para ayudarse en estos acarreos, o acudir a otros trabajos, la mayoría de casas tenía una caballería, con frecuencia una burra, ya que así se le podía quitar alguna cría y venderla posteriormente. Al llegar a Estella, en la actual rotonda de Recoletas había una caseta donde pagaban el impuesto correspondiente a los productos que llevaban. Posteriormente se dirigían a dejar la caballería en alguna de las múltiples posadas que había en la entrada de Estella. Habitualmente, las mujeres de Eulz frecuentaban la misma posada y de esta continuidad surgían fuertes lazos de amistad

Además de efectuar las lógicas compras, el mercado del jueves era aprovechado para saludar a viejos conocidos, hacer papeleos, acudir a los fotógrafos…Igualmente era el día en que algunos padres tanteaban emparejamientos y apalabraban las dotes. Por el contrario, para ir a vistas, se elegían otras fechas menos masificadas; frecuentemente quedaban los fines de semana, ya que había menos curiosos y más intimidad. Tras conocerse, el mozo y la moza debían dar el visto bueno para seguir las relaciones, ya que con cierta frecuencia la pareja se daba cuenta de que no había chispa. En estos casos los padres pasaban a contemplar otro arreglo. Cuando los mozos no eran de un lugar cercano, ni era una relación impulsada por algún pariente, con frecuencia eran artesanos, vendedores, tratantes… gente que recorría muchos pueblos y les gustaba esa función, los que informaban a los padres de las posibilidades que había para concertar matrimonio para sus hijos. Se les conocía popularmente como boderos.

Finalmente, hasta principios del S. XX, era frecuente que la gente fuera armada cuando salía de la población. Cuando los de Eulz volvían al pueblo, al llegar al antiguo nogal sito en la antigua era de casa Andresón, tenían por costumbre sacar la pistola de la faja y hacer puntería contra el tronco. Así llegaban a casa con el arma descargada y evitaban los terribles accidentes que se daban con cierta frecuencia. (En la foto que adjuntamos, la familia López-Iturri posa bajo este nogal de su propiedad, apreciándose al fondo el rebote y el tejado de la casa de la maestra antes de ser arreglada y donde se ubicaba la pequeña cárcel del pueblo)

A modo de colofón, me parece adecuado comentar que la fundación de Estella en el paraje de la aldea de Lizarra, fue determinante en la evolución de Allín. Esta cercanía de nuestro valle al centro comarcal fue vital en el devenir de nuestra economía, idioma y en otros aspectos que se ven fagocitados por la fuerza de la ciudad: hasta el mismo nombre del monte Belastegi proviene de una pequeña parte de la ladera perteneciente a la ciudad del Ega. Los estellicas terminaron nombrando a la montaña con su topónimo y ese uso se ha ido extendiendo como una mancha de aceite por la comarca. Incluso en Eulz lo hemos asumido como algo propio. Lo mismo está ocurriendo con las Peñas de san Fausto que, desde su privativo origen junto al desfiladero, van extendiendo su uso hacia el norte del cordal y pugnan por usurpar el nombre a las propias Peñas de Larrión.

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